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SER TUYO L2 Cap 044

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SER TUYO
LIBRO 2º: INVASION.

Capítulo 44, El peso del pasado.

¡Paf!, ¡paf!, ¡paf!

Tres certeras patadas en el costado de la nave. Se sentía furiosa e impotente.
Finalmente, Killariann desistió.

-Lo sssiento, Princessssa. ¡Ssssoy un inútil!  

-No, Derivann. No es culpa tuya. Tú me dijiste cuando llegamos a la Tierra que creías que estaba fallando el trasductor de energía cuántica. Debí haberme preocupado a tiempo…

Cerró los ojos y sus pensamientos le trajeron mágicamente a Isaiah a la memoria…

"Era el único namekuseí que sentía curiosidad en ese demasiado pacífico planeta.
Todos los namek, guerreros u horticultores, sabían que de vez en cuando aterrizaba alguna nave alienígena en el planeta y eso no les causaba emoción alguna, debido a los procesos de purificación espiritual que formaban parte de sus ritos iniciáticos.
Supuso que Lexterionn habría sido así de niño, curioso, investigador, inquieto... En resumen, Isaiah no era como los demás nameks.

Cuando su cápsula holló el polvo de Namek, un pequeño niño verde que se había separado del resto, miraba, todo ojos, a la sonriente bebita azul.

Aprendió rápidamente a hablar, a caminar y a usar su tableta, con la presencia constante de Isaiah, a quien le fue permitido cuidarla por orden expresa del Gran Patriarca.

Así que estaba con ella, cuando vio por primera vez, en holograma, la sonriente faz de Varinaixx, su padre, un blunariano de la Casta Vitalis, viudo, bailarín y profesor de gimnasia.

-"Tu labor será importante, pequeña mía, los blunarianos poseen agilidad natural, pero olvidan fácilmente entrenar sus cuerpos, ya que su cerebro enloquece por los datos, la ciencia, la estrategia… Es el sino de haber perdido el equilibrio entre estructura y mente, por aumentar año con año nuestra inteligencia, alterando nuestro ADN artificalmente para aumentar su capacidad en forma exponencial... "

Pasaron los años y su mejor amigo, ya en la edad equivalente a la pubertad, se presentó al Patriarca y al Gran Consejo, para que su destino fuera decidido. Antes que las palabras "Guerrero" u "Hortelano" fueran pronunciadas, había sorprendido a todos, preguntando al Señor de los Namek si podía ser "Ingeniero".

El Consejo se revolvió, inquieto. Habían pasado unos siglos ya, desde la última vez que habían escuchado esa palabra.

-¿De dónde has sacado esa palabra? ¿Cómo te atreves a desafiar al Consejo? El jefe de los guerreros estaba impactado.

El Patriarca rió. Todos lo miraron asombrados.

-Dejen al pequeño Isaiah escarbar en el pasado, tal vez eso nos asegure un mejor futuro… ¿Acaso no tenemos suficientes guerreros y hortelanos?

Todos los nameks se marcharon murmurando. De lejos se veía que todo el revuelo se debía a la chica extranjera, que tan confiadamente le habían enviado sus padres, para que otros se dieran el trabajo de criarla. ¡Ahora había que ayudarla a construir una nave!  

Así que Isaiah dedicó sus días a explorar la "Cueva del olvido" donde viejas reliquias Namek reposaban sus huesos desde hace siglos… Su raza no sentía ya, curiosidad por la ciencia ni los viajes espaciales. De aquí había salido la nave que había llevado a Piccolo Daimaoh a otro planeta. Un anciano Patriarca había creído que el planeta iba a ser destruido y mandó al infante a la lejana Tierra. "Como a mi prometido" se había emocionado Killariann al escuchar la historia.

-El problema, le había explicado Isaiah, es que para mover estas naves los Namek usan energía espiritual y al parecer, dijo enjugándose el sudor del rostro, tu raza no la posee en demasiada abundancia… Sin ofender, se apresuró a decir viendo la mueca que aparecía en la carita azul de su amiga.

Los días y las noches pasaron con agotadora prontitud. Día con día, una angustiada muchacha revisaba su tableta, esperando el llamado de su prometido para concretar el compromiso establecido por sus padres. Día con día trabajaron codo con codo los tres, hasta que Isaiah, ya todo un hombre, logró dar con un sistema que podía convertir la energía pura y azul del brazalete de la princesa en combustible para la nave.

Killariann lo observaba con felina y naciente curiosidad. El diminuto y rechoncho enanito verde que la hiciera reír desde tan pequeña, se había espigado, y sus brazos y piernas, sin ser una masa de músculos como los de los guerreros, ni débiles juncos como los de los hortelanos, se habían vuelto largos, flexibles y fibrosos. Cada vez que lo miraba así volvía a su tableta con aprensión. Las otras princesas solían mandarle mensajes… pero Lexterionn… ¡nada!.

Un día, la luz que indicaba que había comunicación con la tablilla de su novio se encendió. Venciendo su orgullo, mandó el primer mensaje.

Ultimaron los postreros detalles de la nave.
Cuando finalmente, todo estuvo preparado, se sentaron junto ella, sobre una manta bajo las estrellas, a celebrar, tomando un jugo de grosellas amarillas, que parecía que se subía a la cabeza.

-¡Parece que ha llegado el gran día! La cálida sonrisa de Isaiah la envolvió por completo.
La Princesa lo miró, confusa.
-¡Hemos terminado! ¡La nave está lista! Pronto podrás reunirte con tu amado Príncipe… un leve desaliento nubló la faz de ambos por un segundo.
-¡Pero siempre seremos amigos! ¿No? Agregó tomando su delicada mano, con la suya, grande, verde y encallecida por el duro trabajo.

-¡Isaiah! La chica azul lo estrujó entre sus brazos en un abrazo apretado. El nativo verdoso se sonrojó.

-Pequeña… le diste sentido a mi vida. Sin ti habría sido un adusto guerrero o un aburrido hortelano cultivando árboles Pon hasta la vejez… Ufff. Además, me dejaste compartir y aprender contigo la cultura de tu pueblo.

-¿Y de qué te sirve ser un experto en Blunaria, estando en Namek?
Se burló la chica azul.

-No puedo quejarme de mi destino.
Amé tus ojos de mora apenas los vi, pero también entendí que no estaba en mi sino aspirar tan alto. Sabes que nuestras razas no son compatibles, y que tienes la misión de repoblar tu planeta.

Las lágrimas nublaban la visión de la Princesa. Suspiró. ¡Cuánto juicio y razón en sus palabras…! Un ronquido de Derivann la volvió a la normalidad.
-Isaiah…

-Mañana vendrá todo el pueblo a verte partir… Los ojos de Isaiah estaban húmedos. Esta noche, sólo quiero pedirte un pequeño beso, para coronar mi labor.

Un beso dulce e inocente, para recordar toda la vida… un beso con el Universo inclemente sobre sus cabezas, con miríadas de estrellas curiosas y cometas y planetas. Y por él, y a pesar de él, saber que serían amigos toda la vida, pero nunca amantes.

Al día siguiente, se despidió de los Namek en pleno, agradeciendo de todo corazón su hospitalidad".

Y ahora, debía volver a partir, para no perjudicar a la raza humana, por culpa de ese idiota pomposo de Vespasiaxx… ¡Cielos!, ¿por que no dejaban que la vida siguiera su curso natural? Rió nerviosamente… Estaba empezando a pensar como una humana.

-No hay más remedio, tendremos que pedirle ayuda al Señor Lexterionn, dijo Derivann, volviéndola al problema presente.

-¡Bah!, de todas formas le iba a pedir algo de ayuda e iba a avisarle del peligro…
Esperaron que las tinieblas fueran sus aliadas para recorrer las calles silentes.

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Melissa y Wayne se encontraban en el dintel. Él no se decidía a despedirse y marcharse… Había sido una velada deliciosa después de todo…

Se acercó a la chica para darle un casto beso de despedida, pero como su poderoso corazón ya no podía más con sus sentimientos, la abrazó con salvaje anhelo, trató de besar sus delicados labios color de rosa…
Ésta se soltó, empujándolo y alejó un par de metros, asustada de sus propios sentimientos, y ofuscada…

-¡Wayne! ¿Qué te sucede?

-Lo siento… creí que ya habías adivinado lo que sentía por ti… Te amo, Melissa, déjame demostrarte mis sentimientos… le tomó la mano, dolido.

-¡Suéltame! Ella estaba aterrorizada… Nadie puede tocarme, nadie…  Entró y cerró la puerta con un golpazo. Abría sido muy fácil arrancarla de cuajo, pero se alejó calle abajo, derrotado y herido.

Cuando sintió los pasos perderse, la rubia se atrevió a asomarse…tenía los ojos llenos de lágrimas.

-También te amo, Wayne… ¿Es que no lo adivinas?
Pero me aterra que cualquier persona me toque, no puedo soportarlo, le gritó a la noche helada e inclemente.

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Cuando Killariann y Derivann llegaron al departamento de Roxanne, una música estridente escapaba hacia el exterior.

Servil los recibió con una sonrisa culpable.
-El Amo está relajándose, jugando un poco al Guitar Hero…

Al mirar quiénes eran las visitas, Megamente soltó la guitarra eléctrica, con gran alivio para los habitantes del departamento.
-¡Puff! ¡Ya era hora! Murmuró Marla mentalmente, tengo que hacer dormir a mis bebitos.
-¡Shhhh, Cariño! Le murmuró Servil.
Iré a preparar bocadillos, dijo internándose en la cocina, pero asomándose a cada rato.

Roxanne les miró con curiosidad. Ya no sentía celos de Killariann. Se preguntó que los traía tan asustados.

-Lexterionn… Supongo que ya has leído algo de tu tablilla, comenzó la Princesa..
-Sí, bastante, dijo con falsa seguridad el héroe.

-Entonces será más fácil explicarte, que nuestras acciones nos condenan, por incumplir nuestra misión de procrear blunarianos puros… Así que, al parecer, el resto de los elegidos nos considera en abierta rebeldía contra el Consejo, y pretenden juzgarnos por alta traición. Las caras de Roxanne, Servil y Megamente empalidecieron de asombro.

-La nave nodriza de Vespasiaxx se dirige hacia este cuadrante, y supongo que está de más decirte que junto con nosotros peligra este planeta…  ¿Entiendes?
La cabeza azulada asintió, pero luego debió negar vergonzosamente.

Armándose de paciencia, la joven azul explicó:
Según los preceptos  del Plan Gestor, este sería un Mundo excelente para crear "Nueva Blunaria". Abundante aire respirable, suelo fértil, ganado, materias primas de todo tipo…
Los Blunarianos ahorrarían muchísimo trabajo instalándose aquí… pero acabarían por dominar o extinguir a la raza humana… una raza menos inteligente y menos organizada.

-¡Pero si sólo son ocho! Medio se burló la reportera.

-La pureza y la diversidad genética estructurada acabarían por convertirlos en la raza dominante, al menos eso cree mi amiga Erebisiia, que es de la casta Empática,  y yo le creo… Puede haber cierta compatibilidad entre nuestras razas, dijo señalando con énfasis el abultado vientre de Roxanne, pero Lexterionn es un manso e indefenso científico, no es un estratega como Vespasiaxx ni un guerrero como Athennaii.

-¿Yo, manso e indefenso? El blunariano terrícola parecía dispuesto a soltar una arenga, pero todos lo hicieron callar.
Como si nada, Killarian prosiguió:

-Créanme cuando les digo que no descansarían hasta apoderarse del poder… Claro, todo en nombre del Plan Primigenio para preservar nuestra raza, agregó.

Tiene una buena cabeza, amén de ese cuerpo ágil, pensó con amigable admiración Megamente.

-Además, sé de buena fuente, que los padres de Vespasiaxx bien pueden haber hecho algún tipo de trampa… algún resguardo que le asegurara a su vástago el mando de Nueva Blunaria, sin darle posibilidades reales al Consejo de elegir libremente a su gobernante. ¿No te llama la atención que todos sólo tengamos cápsulas y naves sencillas y él una nave nodriza? Es muy peligroso, se crió en "Mundo Bélico" un planeta hostil y guerrero donde sólo lo más fuertes sobreviven. No me extrañaría que estuviera planeando desde ya jugarnos una mala pasada, no sólo  nosotros, sino a todos los "Elegidos".  

¡Que noticia! Una invasión alienígena en ciernes y Roxanne no podía ir al canal para hacerla pública… ¡Qué rabia! Pateó el suelo, impotente.

-Por eso venía a sugerirte que nos alejemos de inmediato de la Tierra, para alejar la curiosidad del Príncipe de la Casta Estratega por este planeta, e impedirle aterrizar aquí y conocer de primera mano las bondades de instalar un Cuartel de Avanzada en este sector del Universo…

-¡Pero Srta. Killariann! ¿No sería eso huir y mostrarle debilidad al enemigo? Saltó Servil desde el dintel de la cocina, portando una bandeja de tostadas con queso crema.

-Yo también creo que essss un poco arriessssgado, siseó el Servo anguila, pudiera creer que efectivamente hay algo de interéssss en la Tierra y que tratamossss de ocultar.

-Lo sé, pero no se me ocurre otra forma de proteger a los que amamos… musitó, pensando en Bernard.

Megamente, que hasta el momento se encontraba mudo de asombro, declaró, con el índice en alto:

-Si hay que luchar, ¡Lucharemos! Pediremos ayuda al ejército a la aviación, a la Guardia Costera… entusiasmándose por momentos, perdía la perspectiva un poco, de todos los riesgos que significaba una guerra interplanetaria.

¡Que sea lo que Dios Quiera! Pensó Roxanne, parafraseando a Madelinne…

(Continuará)
Al fin!!! Cuando creía que ya no podría reincidir!!!

XD
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Comments4
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gingerwitch2006's avatar
uuu se viene se viene...esta buenisimo!!!... cuando el capitulo 46 ...y va a quedar la.... :D